El proyecto infográfico no es solo la imagen virtual obtenida
finalmente. Para que la representación que se lleva a cabo forme parte del patrimonio
intangible, este proyecto debe contemplar además de la parte de carácter emotivo,
las bases justificativas que garanticen la fiabilidad de la representación.
A la hora de modelar aquello que es incierto, podemos
partir de distintos tipos de fuentes conservadas de la época, ya sean
literarias o pictóricas, así como de los yacimientos arqueológicos descubiertos.
Todos ellos constituyen el fundamento de nuestra representación gráfica suprimiendo
la confusión entre lo real y lo inventado.
El patrimonio es una fuente de riqueza cultural y por tanto
debe estar presente en la ciudadanía con el fin de promover el sentimiento de
conservación del mismo y el desarrollo de la creatividad a partir de él.
Esta es la principal intención de hacerlo de alguna manera “tangible”
a través de las técnicas de representación tridimensional. Sin embargo, la
labor representativa ha sido criticada por una parte de la sociedad que
considera que dichas imágenes son un engaño y que manipulan la realidad.
Ahora bien, nos planteamos si la mejor solución sería eliminar
las imágenes virtuales que ayudan al observador a ponerse en la piel del
habitante de la época para comprender cómo era su situación, y seguir
imaginando cómo sería el espacio arquitectónico a partir de las escasas ruinas
que en la actualidad quedan en pie en el emplazamiento.
En ambos casos el
observador tiene que interpretar lo que ve. A través de la recreación virtual
de una ruina podrá ser capaz de imaginarse de manera mucho más precisa cómo era
el lugar en el que se encuentra.
El proyecto infográfico se convierte así en un
apoyo para comprender el patrimonio, y no en un sustituto de la realidad.
A lo largo de su carrera, el arquitecto enriquece su visión
espacial y a través del proyecto infográfico es capaz de transmitirla a la
población con el fin de facilitar la comprensión del entorno y de acercar el
conocimiento a las generaciones posteriores.
Esto está cada vez más presente en los centros de interpretación, donde se da la posibilidad al visitante de adentrarse en la temática de manera mucho más interactiva.
Ponemos como ejemplo la reciente rehabilitación del Cuarto Real de Santo Domingo, un antiguo palacio Almohade enclavado en el barrio del Albaicín, convertido en centro de exposiciones y que además permite conocer a través del proyecto infográfico el estado del edificio en su época de origen.
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